Lo que quieren todos los futbolistas es jugar pero no todos disfrutan jugando en una posición que no es la suya, como ocurre con Wayne Rooney que actualmente ocupa la posición de centrocampista en el Manchester United. En el Inter de Milán accedí a jugar por la banda y no me gustó. No me importa jugar de delantero centro o segundo delantero con Suárez y Cavani en la selección. Es por eso que el Inter me compró. Me dijeron que querían goles y yo los había marcado durante toda mi carrera.
Sin embargo, un cúmulo de circunstancias, como un equipo rápidamente cambiante en fase de declive tan solo un año después de ganar la Copa de Europa, los malos resultados ligueros y las lesiones que sufrí por primera vez en mi carrera, me llevaron a jugar en la banda. Acepté porque quería jugar. Lo hice bastante bien en algunos partidos pero no fui lo bueno que podría haber sido como delantero.
Fui criticado por los fans, que intentaban buscar excusas para justificar las derrotas del equipo. No aceptaban que jugase en una posición que no era la mía y, sin embargo, seguían esperando que jugara bien y marcara goles. Así que luego perdí mi lugar en el equipo; puedes quedar atrapado en un círculo negativo en el que por intentar ayudar al entrenador acabas perdiendo tu sitio en el once titular. Le dije al entrenador Claudio Ranieri que, antes que jugar en una posición que no era la mía, prefería esperar la oportunidad de jugar en mi posición natural.
Rooney es un gran jugador, lo suficientemente bueno como para poder abarcar distintas funciones. El United también tiene a Robin van Persie y Falcao, y los tres no pueden ocupar las posiciones de ataque. Es mejor poner a Rooney fuera de su posición natural. Ello no deja de ser una decisión comprometedora puesto que el equipo pierde a un excelente rematador, en el que me fijé por primera vez cuando jugué en el segundo equipo del United en Everton en 2003. Entonces Wayne solo tenía 16 años pero ya se rumoreaba que llegaría a ser un gran jugador, era fuerte y rápido con los pies. Con un estilo muy inglés también. Normalmente a los jóvenes talentos les falta algo pero Wayne lo tenía todo.
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Después del encuentro nos estrechamos la mano; probablemente mi marcha del United en 2004 contribuyó a la llegada de Wayne a Old Trafford unas semanas más tarde. Es una lástima no haber podido jugar juntos pero tomé la decisión correcta al marchar y gané la Bota de Oro de Europa en el Villarreal en una temporada que había empezado como cuarto delantero del United.
Desde entonces y a pesar de habernos enfrentado en el terreno de juego en varias ocasiones, nunca tuvimos la oportunidad de hablar realmente. Le expulsaron en un partido en Villarreal y, en lugar de Wayne, hablé con Gary Neville, después de que Uruguay derrotara a Inglaterra en Sao Paulo el verano anterior.
Rooney fichó para un United que contaba con un par de jugadores lo suficientemente buenos como para jugar fuera de su posición natural. En aquella época, Wayne no siempre desempeñó un papel central y se adoptaron compromisos con otros jugadores. Paul Scholes podía desempeñarse en varias posiciones y Phil Neville podía actuar en hasta cinco posiciones aunque él sostenía que su posición natural era la de lateral.
Phil era mi amigo y me hizo sentir muy bien acogido cuando me trasladé a Manchester en 2002. Más tarde ese mismo año jugamos un partido de liga contra el Arsenal, campeones de liga de la temporada anterior. Me quedé muy decepcionado cuando me dejaron en el banquillo. La semana anterior había marcado los dos tantos en Anfield y estaba jugando bien. Sentía que empezaba a encontrar mi lugar en Inglaterra.
Pusieron a Phil en el medio para jugar contra Patrick Vieira. Quizá empezó debido a las terribles lesiones que sufría nuestro equipo. Quinton Fortune, que hubiera sido perfecto en un juego agresivo, se había roto la pierna. Roy Keane, el capitán, también era baja, como también lo eran David Beckham, Nicky Butt y Rio Ferdinand.
Carlos Queiroz, un entrenador con un gran conocimiento táctico, nos dijo que el partido se ganaría en el centro del campo. Sir Alex Ferguson lo veía como un juego de ajedrez y sabía que Phil no le fallaría. Incluso nos enardeció como si nuestras vidas, y las vidas de nuestras familias, dependieran del resultado.
Faltaban muchos jugadores y, aun así, Phil estuvo increíble, el mejor hombre sobre el terreno de juego. El Arsenal había marcado en los 56 partidos anteriores pero ese día no consiguió sumar ningún tanto gracias a la actuación de Phil que interceptaba el balón con entradas tan duras que hacía que el público se levantara y soltara un rugido. Robaba la pelota a todos los jugadores rivales con agresividad pero de forma controlada. Cuando Thierry Henry se quejó al árbitro supimos que habíamos conseguido doblegar a los campeones de Arsene Wenger.
Ganamos 2-0 con goles de Seba Veron (quien se merece una columna) y Paul Scholes (también él). Este resultado fue decisivo para establecer al United como contendiente para un título de liga que acabaríamos ganando.
Fue nuestra mejor actuación de la temporada. Quizás es lo que ahora necesita el United. Una buena actuación con Wayne en el medio campo. Sin embargo, cuando el equipo no juega al máximo de sus posibilidades, llueven críticas a todos los jugadores, en especial a los que juegan fuera de su posición habitual. Wayne ha evitado la crítica porque ha jugado bien. Pero ¿cuál sería su contribución si jugara en su mejor posición?
El partido de la semana según Diego:
Deportivo La Coruña contra Celta Vigo, el gran derbi gallego. Hace diez años ambos estaban entre los más fuertes de España. Desde entonces, los dos equipos han sido relegados a Segunda División en dos ocasiones aunque esta temporada no parecen correr peligro en La Liga. El Celta, que derrotó al Barça en un encuentro fuera de casa en noviembre, ocupa la novena posición y el Depor, la 14º. El Celta también venció al Atlético 2-0 la semana pasada. Ganaron el derbi en casa en septiembre pero ganar en La Coruña, donde no son nada bienvenidos y con el ambiente en su contra les va a resultar mucho más difícil.
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